sábado, 27 de octubre de 2012


TARTA DE HIGOS


Los higos nos acompañan desde finales de agosto hasta finales de octubre, dependiendo mucho de las temperaturas y de las lluvias.


Su maduración es gradual y si la lluvia llega justo cuando están en su punto se estropean y tendremos que esperar unos días para que maduren los siguientes.



Ayer recogí los que probablemente serán los últimos higos de este año. Y hoy con una lluvia, que más parece un día de diciembre, he preparado esta tarta que hemos comido aún calentita.



De las tres variedades de higos que conozco esta es para mi gusto la más rica, y los primeros en madurar a finales de agosto son los más dulces.



Desde que la vi en el libro de Jamie Oliver, me parecía una receta de lo más otoñal y tenía muchas ganas de prepararla.





He hecho mi propia versión, sobre todo en lo que a las cantidades se refiere.



INGREDIENTES BASE:
100 g. harina
50 g. almendra molida
100 g. de mantequilla fría
50 g. de azúcar glass
medio huevo batido
pellizco de sal

INGREDIENTES RELLENO:
½ kg. de higos
90 g. almendra molida
20 g. harina
90 g. mantequilla temperatura ambiente
90 g. azucar
1 huevo poco batido
1 cucharada de grapa (yo utilizo Amaretto)
½ vaina de vainilla (solo las semillas de su interior)

Primero mezclamos los ingredientes de la base, las dos harinas, el azúcar glass, el pellizco de sal y la mantequilla fría cortada en trocitos hasta formas como una especie de migas frotando los ingredientes.
A continuación añadimos la  mitad aproximada de un huevo batido, mezclamos todo sin amasar demasiado y formando un cilindro que forraremos con papel de aluminio y dejaremos en la nevera durante al menos 1 hora. (Este proceso se puede hacer con un amasador eléctrico)
Forraremos de mantequilla un molde con base desmontable, y con la masa reposada en el frigorífico formaremos con la ayuda del rodillo una lámina con la forma del molde que habremos escogido.
Una manera cómoda de hacer esto es ayudándonos de dos trozos de papel de hornear.
Colocaremos la masa ligeramente enharinada en medio de los dos trozos de papel y pasaremos el rodillo hasta obtener una plancha del tamaño del molde.
Quitaremos una de las láminas de papel y ayudándonos de la otra colocaremos la masa sobre el molde.
Recortaremos los bordes, y volveremos a poner en el frigorífico durante otra hora (yo suelo ponerla en el congelador y así con 15 minutos es suficiente).
En horno precalentado a 190 grados hornearemos durante  12 minutos la base, poniendo sobre ella papel de hornear y legumbres secas que tendremos para este fin.
Mientras uniremos los ingredientes del relleno, menos los higos que colocaremos finalmente.
Sobre cada mitad de higo se pone media cucharada de almíbar, que evitara que se resequen.
Hornear a 190 grados durante unos 18 minutos, dependiendo de nuestro horno. Cuando el relleno tenga un bonito tono dorado.
Dejar templar un poco para desmoldar.
A sido un placer que se ha hecho esperar pero ha merecido la pena …¡qué mejor manera de finalizar la temporada de higos!



           FELIZ OTOÑO

martes, 9 de octubre de 2012


GALAMPERNAS RELLENAS


Siempre me ha gustado salir a caminar.                                                              Salir a caminar como ejercicio físico y también como momento de reflexión.



Caminando entablo dialogo conmigo misma.  A veces de manera rutinaria vivimos sumergidos en el ruido constante de la cotidianidad que nos impide disfrutar en calma del presente.
Salir a caminar engancha y vuelves a casa cansada pero con más energía y fuerza que después de un sueño reparador.




Este verano nos hemos aficionado a que esas salidas a andar fueran hacía arriba, con la pereza que me daba a mi subir al monte, llanear lo que quieras… pero subiiiir! ¡me daba una pereza terrible! .
Pero cuando alcanzas una cumbre que te habías propuesto, los siguientes retos no se hacen esperar.





Desde arriba las cosas se ven de manera diferente, como observar un hormiguero lleno de hormigas que no para en sus frenéticos quehaceres.
Detenerse a observar, rodeados del silencio, tranquilidad y belleza que un lugar así nos muestra…



Caminar por un cresterio, sorprendiendo a buitres que tranquilamente posados miraban el paisaje, es otra cosa increible. Esos momentos te atrapan y te llenan de paz,  creo que a eso se debe la pasión por la montaña que tanta gente experimenta.
Allí arriba todo tiene una importancia más relativa y te sientes protagonista de ese momento que es único e irrepetible. Volverás a subir pero nada será igual… bueno sí, el grado de satisfacción volverá a ser el mismo. 


                                                                                                                                         Es como observar un eclipse, está al alcance de todos, pero ni el día ni la hora los eliges tú y a veces pasaran décadas para que se repita y nunca será exactamente igual.



De esas salidas a veces regresas con sorpresas como estas galampernas que yo voy a cocinar rellenas, como siempre las he preparado.



Casualmente es la única seta que cocino de ésta manera y mirando en la red he visto que es muy habitual. Incluso le llaman sanjacobo  de galamperna.



INGREDIENTES:
·        4 sombreros de galamperna (macrolepiota procera)
·        2 lonchas de jamón (puede ser también otro fiambre como pavo o jamón cocido)
·        Queso (loncheado, de cabra, rallado)
·        1 huevo
·        pan rallado
·        pizca de sal
·        pizca de pimienta





Limpiaremos los sombreros con sumo cuidado y les quitaremos cualquier resto de pie que pueda quedar, porque es muy fibroso.
Aplastaremos con las manos los sombreros para que queden bien planos y los salpimentaremos un poco por su interior, después colocaremos el queso, después el jamón, otro poco de queso y el otro sombrero. Lo aplastaremos con las manos y pasaremos por harina, huevo y finalmente pan rallado y freiremos a fuego moderado en abundante aceite hasta que se dore.
Cuando tenga un tono doradito por ambos lados sacaremos a papel secante y dejaremos reposar un poco. También  se puede hornear después durante cinco minutos, para que se termine de hacer su interior. No es totalmente necesario si la fritura ha sido lenta.



Y ya estarán listos. Se pueden preparar los sombreros que tengamos, aumentando los ingredientes proporcionalmente.



                 os espero en la cumbre

lunes, 8 de octubre de 2012


LOS SABORES DEL VERANO

Decir adiós a esta estación tiene de contradictorio que sentimos pena por lo que se lleva y alegría por la llegada del otoño con toda su intensidad. Lleno de colores, con  los últimos frutos de la cosecha y  las mejores puestas de sol.




El verano han sido días de comidas y cenas en la terraza, pescados a la brasa, salidas sin un destino predeterminado  y retos de montaña impensables hace un año.
A comienzos del verano deje aparcado en un rincón mi reloj y he vivido la tranquilidad y la liberación que eso significa. He contado el tiempo por momentos… placer del que  las prisas y las obligaciones no nos dejan disfrutar.





Si hay un sabor que ha marcado nuestro verano es el del tomate, presente en casi todas nuestras comidas y cenas y que este año gracias a nuestro huerto ha sido doble fuente de satisfacciones.



Incluso puedo mostraros un ejemplar al que solo le faltaban gramos para alcanzar los dos kilos. Se trata de una variedad de tomate que destaca por su tamaño y por su carnosidad.









Preparar una comida era tan simple como encender la barbacoa, trocear un tomate (nos gusta pelado), freír unos pimientos y cuando todo está listo poner a la brasa el pescado escogido. Me encantan las sardinas, el txitxarro, la ijada de bonito y el kabrarroka (escórpora) y de vuelta de nuestras vacaciones en Asturias pudimos dar cuenta también, de un fantástico rodaballo.







Pero el camino continúa y ya tenemos el otoño colándose por nuestras rendijas, y yo sin nostalgia y con alegría, a veces me tomo un rooibos en la terraza acariciando una piedra que me traje de la playa del “silencio” para recordar la serena tranquilidad que ese lugar tenía.





   



                                            FELIZ DIA