PIMIENTOS
RELLENOS BACALAO
Después de
semanas de incesante lluvia, sale el sol con una intensidad que nos anuncia la llegada de la primavera. Estos días estoy dedicando mi tiempo a las labores de poda en los
frutales y la preparación de la tierra para próximas siembras y plantaciones es
en el huerto.
Este blog
tiene un nombre que indica muy claramente cuál es mi estación "favorita", pero
después viene el frío invierno, con interminables días de lluvia y pocas horas
de luz que nos restan energía… pero es parte del proceso, el letargo
que precede a la explosión verde que pronto llegará.
Hoy vengo
con una receta cuyo ingrediente principal es el fruto de nuestro huerto, los
pimientos del piquillo.
Plantamos a
modo de prueba unas plantas de pimientos de piquillo y la producción fue inmejorable.
Tras su recolección, asarlos y pelarlos los guardamos en bolsas en el
congelador.
Y ahora en
pleno invierno traer a nuestra mesa éste ingrediente que viene con sabor a
otoño y luz es la mejor manera de regalarnos
los frutos de nuestro esfuerzo en el huerto.
Tras su
descongelación, procederemos a rellenarlos con una bechamel de bacalao que
tendremos preparada y fría.
Si
utilizamos pimientos del piquillo de lata, el proceso es exactamente el mismo.
INGREDIENTES:
·
Pimientos del piquillo
·
Media cebolleta
·
Pimiento verde
·
Aceite
·
Taco de bacalao desalado (no me gusta el desmigado)
·
Leche, la que sea necesaria
·
Tres cucharadas llenas de harina
INGREDIENTES
SALSA:
·
Cebolla roja
·
Zanahoria
·
Una cucharada de harina
·
Pimientos rojos secos (ñoras)
·
Un piquillo
·
Aceite
En una sartén
con un par de cucharadas de aceite pocharemos la media cebolleta y el pimiento
verde finamente troceado a fuego suave y antes de empezar a dorarse añadiremos
el taco de bacalao troceado y freiremos durante un minuto y apartaremos del
fuego.
A
continuación en un cazo puesto al calor con cuatro cucharadas de aceite
disolveremos las tres cucharadas de harina y tras mezclarlo bien con un batidor
iremos añadiendo leche hasta conseguir una bechamel similar a la de unas
croquetas. La leche la añadiremos de manera paulatina para evitar pasarnos. Cuando
el punto sea el que consideremos correcto añadiremos el refrito con el bacalao
y mezclaremos. Dejaremos cocer unos instantes y probaremos para ver la cantidad
de sal necesaria.
Si el
bacalao estaba alto de sal apenas tendremos que añadir un poco. A mí me gusta
añadirle una pizca de pimienta negra.
Dejar
enfriar la bechamel y mientras preparar la salsa.
Sofreír la
cebolla roja y la zanahoria finamente picadas y cuando se haya dorado se añade
la cucharada de harina, revolveremos a continuación para disolverla y
añadiremos agua caliente y los pimientos rojos secos (se comercializan tarros
de carne de pimiento que simplifican este proceso) y el pimiento del piquillo.
Dejaremos cocer durante largo rato y pasaremos por pasapurés y tamiz (si
utilizamos triturador eléctrico añadiremos aire a la salsa y su color será más
claro)y corregiremos el punto de consistencia añadiendo más agua o dejando
reducir según como queramos la salsa.
A
continuación rellenamos con una cucharilla los pimientos y los colocaremos en
una bandeja, les sazonaremos con sal y rociaremos con aceite y los pondremos en
el horno hasta conseguir que el pimiento se cocine (aproximadamente 25 minutos
a horno medio). El líquido que desprenden en el horno se puede añadir a la
salsa.
Si no
queremos utilizar el horno, podemos pasarlos ligeramente por harina y huevo y
freírlos en una sartén, perderán en presencia pero es una opción muy cómoda y
quedan muy ricos.
Salsear y
servir.
Y finalizo con las palabras de Benedetti alimento para el alma cuando la
lluvia nos cala por dentro. Nos habla de la alegría que no es sólo una conquista
del espíritu, se hace palabra, se vuelve sonido y sentido. La poesía y la alegría
son, en Benedetti, fuentes una de la otra. Nos protegen del frio y del dolor de
las ausencias temporales o definitivas.
Hago mías
las palabras de un profesor que le admiraba profundamente y decía que Benedetti
representaba para todos una forma de alegría sin concesiones que nos habita a
veces y que con él la esperanza está ilesa y sorprendentemente joven.
DEFENSA
DE LA ALEGRÍA
Defender
la alegría como una trinchera
defenderla
del escándalo y la rutina
de la
miseria y los miserables
de las
ausencias transitorias
y las
definitivas
defender
la alegría como un principio
defenderla
del pasmo y las pesadillas
de los
neutrales y de los neutrones
de las
dulces infamias
y los
graves diagnósticos
defender
la alegría como una bandera
defenderla
del rayo y la melancolía
de los
ingenuos y de los canallas
de la
retórica y los paros cardiacos
de las
endemias y las academias
defender
la alegría como un destino
defenderla
del fuego y de los bomberos
de los
suicidas y los homicidas
de las
vacaciones y del agobio
de la
obligación de estar alegres
defender
la alegría como una certeza
defenderla
del óxido y de la roña
de la
famosa pátina del tiempo
del
relente y del oportunismo
de los
proxenetas de la risa
defender
la alegría como un derecho
defenderla
de dios y del invierno
de las
mayúsculas y de la muerte
de los
apellidos y las lástimas
del
azar
y
también de la alegría…
Dicen que “hay
personas que viven ochenta años y otras que viven ochenta veces un año”…
FELIZ DÍA