jueves, 23 de agosto de 2012


Conservas caseras

Tomate frito 

Recién comenzada la recolección de nuestro pequeño huerto, vengo con mis primeras conservas de tomate frito.



Para mí las conservas caseras, son más parte de mi filosofía de vida y de alimentación que otra cosa.


Tener un huerto es una fuente de satisfacciones y de decepciones, siempre hay cosas en las que pones toda tu ilusión y tu esmero y al final algo hace que todo se frustre y en contraposición algo que llega a tu huerto sin muchas esperanzas y te da las mayores alegrías.


Este año la cruz en nuestro huerto han sido los tomates “coeur de boeuf” en cuya compañía viajamos desde Iparralde  la pascua pasada. En Francia es un tomate con mucho prestigio y se le considera un “pata negra”.


Como aún era muy pronto para plantarlos tuvieron que esperar en el invernadero de mis padres. Cuando comenzaron los primeros calores de primavera pasaron al huerto junto con el resto de plantas de tomate  que pusimos. Pero una primavera con una excesiva humedad ambiente fue demasiado para una variedad que por lo que he leído es muy sensible al oídio.

Y las cuatro plantitas de “coeur de boeuf”  después de mostrarnos  sus preciosos frutos comenzaron a enfermar y solo pudimos recolectar la primera floración. No me quedo más remedio que arrancar las plantas para que no contagiaran a las demás variedades.


Pero pese a este contratiempo el resto de plantas nos  están proporcionando  lo que para mí es la mejor ensalada del verano:  tomate, unos granos de sal y aceite de oliva. Cuando la calidad del tomate es la que es, no me suelo complicar mucho, con la única particularidad de que a nosotros nos gusta pelado.

Estos días plenos de sol,  el resto del huerto luce sus mejores momentos.


Días de recolección de frutas  (melocotones, peras “ercolini “, ciruelas) y momento de preparar mermeladas…


Enlatar el sol, el calor y el sabor del verano no tiene precio… y poder disfrutarlo durante todo el largo invierno con la certeza de saber lo que contiene ese tarro que tú mismo preparaste sin ningún tipo de conservante.

Hacer esto cada verano es parte de mi filosofía de vida, un poco integrista frente a lo que la industria alimentaria nos quiere vender como lo mejor.

Todo lo que podamos elaborar nosotros, nos evitara estar en manos de sus  principios éticos  que han quedado en evidencia en muchísimas ocasiones.

En estos días de descanso y calor parece una tarea fatigosa ponerse a preparar tomate frito, pero a mí me parece que compensa.

Cocer primero los tomates troceados (hasta que se evapore el liquido o quitándolo con ayuda de un cazo). Cuando este la pulpa ligeramente densa, triturarlo apartando las pieles y semillas. Preparar un sofrito de cebolla en una proporción de cuatro cebollas  por cada kilo de pulpa.

El sofrito de cebolla se puede añadir tal cual o triturarlo antes de añadírselo.


Coceremos unos diez minutos y comenzaremos a rellenar los tarros que tendremos previamente limpios. Colocaremos tapas, que cerraremos y en una olla grande herviremos durante media hora para esterilizarlos.

Después de enfriar, se sacan los tarros que se pasan por agua para limpiarlos y ya están listos para guardar en nuestra despensa.


                                         Cocinar nos hace un poco más libres…  

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