martes, 19 de noviembre de 2013

Saint Étienne de Baïgorry

En Saint-Étienne-de-Baïgorry se quedó  un trocito de mi corazón





Hay lugares y momentos que sin saber muy bien el porqué te atrapan y quedan muy dentro de ti. Es como si regresaras a casa, te sientes acogido por un lugar con el que tienes una química increíble y resulta que es la primera vez que lo visitas.




Es como un flechazo… amor a primera vista. Eso es lo que me ha pasado con Baïgorry y a pesar de haber pasado ya dos meses y medio de mi visita, su recuerdo aún hoy, me saca una sonrisa y me encoge el corazón.
Nos alojamos en Baïgorry para recorrer lugares que no conocíamos como Maule, Atharratze, Urepel, Aldudes etc y volver a visitar otros que tan buen recuerdo nos habian dejado como Donibane Garazi.






Durante los tres días que pasamos no dejaba de repetir “que bonito”… aunque reconozco que he estado en lugares más bellos... pero es lo que tiene el amor…


Solo recuerdo haber vivido algo similar en mi visita a Santiago hace ya muchos años, fue pisar la Plaza del Obradoiro por un callejón en el que un joven tocaba la gaita, y me empecé a emocionar y casi no podía ni hablar. Era algo mucho más allá de lo que pueda explicar, ver a los peregrinos llegando de tantos lugares… tras un esfuerzo increíble, gentes tan diferentes, con distintas inquietudes y motivaciones… pero todos confluyendo en un mismo lugar. ¡Y la música de las gaitas! ¡Como me gusta!























Bueno que me voy de lugar y tema... volvamos a Baïgorry y a sus gentes que a mí me resultan tan cercanas. Otro de los motivos de nuestro viaje era visitar el barrio de Bastida donde vive el cantautor Erramun Martikorena que pone voz a una de las canciones que más me pueden emocionar. Su titulo es “Xalbadorren heriotzean” y está llena de emociones de despedida tras una muerte. La letra de Xabier Lete nos recuerda el fallecimiento en 1976 del poeta Ferdinand Aire Etxart ‘Xalbador’, el pastor de Urepele que mientras cuidaba de sus ovejas componía esa magia de poesía que encierra el Bertsolarismo.



Su corazón no soportó toda la emoción de un homenaje que le brindaban sus vecinos de Urepele en el frontón de la localidad y tras comentar que se sentía mal y que salía a que le diera el aire, sufrió un infarto y murió.


Para mí no resulta una canción triste, más bien me recuerda las palabras llenas de amor que Xalbador dejó y que luego Xabier Lete quiso recordar.

…tu último aliento fue
el verso más profundo,
nunca se pueden decir
verdades tapadas
el grito más fuerte...
fuerte...

Donde estas, en que prado
pastor de Urepel
subiendo por las laderas de las montañas
te escapaste.
(Siempre se pierde parte de la magia en las traducciones)
Pero las casualidades quisieron que nuestra visita a Bastida coincidiera con la pequeña escapada de vacaciones de Erramun y solo nos recibieran  en su casa sus perros y  sus ovejas. (Se me ha olvidado decir que el bertsolari Xalbador y Erramun Martikorena comparten oficio de pastor)

También traigo imágenes de Otxagabia, Luzaide, Donibane Garazi, Maule…
Hoy bajo un día de intensa lluvia y frío en vísperas de cumplir mi segundo “aniversariblog” ilumino este día tan oscuro con la luz del sol reflejada en las laderas del Col de  Ispéguy y con el sabor de los embutidos de Aldudes o con una copa de vino de Iroleguy.




Y para finalizar éste video de la canción Xalbadorren Heriotzean que fue la banda sonora de nuestro viaje.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Pan con higos y avellanas



Esta mañana he madrugado y he dado forma a este pan que ha pasado la noche al sereno, para poder hornearlo a una hora prudente para tenerlo reposadito y listo  en la comida.


No sería la primera vez que  nos comemos templado un pan que tiene una parte de centeno como éste. Pero es un error… pero quien se resiste con ese olor increíble que inunda toda la casa… a dejarlo para después de reposar.


Quiero que nuestro fin de semana comience con calor de chimenea…  plato de cuchara y  la autenticidad de éste pan.



Es mi segundo receta, la primera lo preparé con higos frescos y el resultado fue diferente…no me gustaron los higos frescos horneados en medio de un pan con centeno con profundo sabor de masa madre.


Tenemos aquí en el norte un día de lluvias intensas y un pronóstico para el fin de semana de bajada de temperaturas y incluso nieve. Presiento que este pan no solo nos ha alegrado éste momento… mañana pasará a formar parte de nuestro desayuno en forma de tostadas.
Ya lo estoy saboreando… uhhhh!
Me inspiré en una receta del libro de Anna Bellsola, “PAN EN CASA” y está en la portada del libro.


En la primera versión utilicé masa madre y en la de hoy levadura pero en ambos casos ha pasado la noche en el exterior con una temperatura aproximada de 12 grados.
Ingredientes:
400 g. harina de trigo
180 g. harina de centeno
150 g. avellanas peladas y tostadas
8 higos secos
8 g. levadura fresca
12 g. sal de Guerande
360 ml. agua
La víspera del día que lo vamos a hornear, amasamos todos los ingredientes menos los higos y las avellanas que las incorporaremos después. Formar una bola y poner en un recipiente hermético ligeramente aceitado y dejar en lugar fresco o en el frigorífico toda la noche.
A primera hora tras comprobar que ha doblado su volumen, darle forma y depositarlo en un banetón enharinado y dejar reposar 3 horas aproximadamente.
Depositar en el horno con piedra que estará previamente calentado a 250 grados. Realizarle unos cortes con la cuchilla y poner vapor con un vaporizador o con una bandeja que tendremos en el fondo del horno y en la que pondremos dos cubos de hielo en el momento justo de introducir el pan.
Hornear durante una hora,  y dejar en el horno apagado con la puerta entreabierta durante quince minutos más.
Y dos horas después en la mesa acompañándonos…



                      GRACIAS POR ESTAR AHÍ