Conservas caseras
Tomate
frito
Recién comenzada la recolección de nuestro pequeño
huerto, vengo con mis primeras conservas de tomate frito.
Para mí las conservas caseras, son más parte de mi filosofía
de vida y de alimentación que otra cosa.
Tener un huerto es una fuente de satisfacciones y de
decepciones, siempre hay cosas en las que pones toda tu ilusión y tu esmero y
al final algo hace que todo se frustre y en contraposición algo que llega a tu
huerto sin muchas esperanzas y te da las mayores alegrías.
Este año la cruz en nuestro huerto han sido los
tomates “coeur de boeuf” en cuya compañía viajamos desde Iparralde la pascua pasada. En Francia es un tomate con
mucho prestigio y se le considera un “pata negra”.
Como aún era muy pronto para plantarlos tuvieron que
esperar en el invernadero de mis padres. Cuando comenzaron los primeros calores
de primavera pasaron al huerto junto con el resto de plantas de tomate que pusimos. Pero una primavera con una excesiva
humedad ambiente fue demasiado para una variedad que por lo que he leído es muy
sensible al oídio.
Y las cuatro plantitas de “coeur de boeuf” después de mostrarnos sus preciosos frutos comenzaron a enfermar y solo
pudimos recolectar la primera floración. No me quedo más remedio que arrancar las
plantas para que no contagiaran a las demás variedades.
Pero pese a este contratiempo el resto de plantas
nos están proporcionando lo que para mí es la mejor ensalada del
verano: tomate, unos granos de sal y
aceite de oliva. Cuando la calidad del tomate es la que es, no me suelo
complicar mucho, con la única particularidad de que a nosotros nos gusta
pelado.
Estos días plenos de sol, el resto del huerto luce sus mejores momentos.
Días de recolección de frutas (melocotones, peras “ercolini “, ciruelas) y momento
de preparar mermeladas…
Enlatar el sol, el calor y el sabor del verano no
tiene precio… y poder disfrutarlo durante todo el largo invierno con la certeza
de saber lo que contiene ese tarro que tú mismo preparaste sin ningún tipo de
conservante.
Hacer esto cada verano es parte de mi filosofía de
vida, un poco integrista frente a lo que la industria alimentaria nos quiere
vender como lo mejor.
Todo lo que podamos elaborar nosotros, nos evitara
estar en manos de sus principios éticos que han quedado en evidencia en muchísimas ocasiones.
En estos días de descanso y calor parece una tarea
fatigosa ponerse a preparar tomate frito, pero a mí me parece que compensa.
Cocer primero los tomates troceados (hasta que se
evapore el liquido o quitándolo con ayuda de un cazo). Cuando este la pulpa
ligeramente densa, triturarlo apartando las pieles y semillas. Preparar un
sofrito de cebolla en una proporción de cuatro cebollas por cada kilo de pulpa.
El sofrito de cebolla se puede añadir tal cual o
triturarlo antes de añadírselo.
Coceremos unos diez minutos y comenzaremos a rellenar
los tarros que tendremos previamente limpios. Colocaremos tapas, que cerraremos
y en una olla grande herviremos durante media hora para esterilizarlos.
Después de enfriar, se sacan los tarros que se pasan
por agua para limpiarlos y ya están listos para guardar en nuestra despensa.
Cocinar nos hace un poco más libres…